Fin del liderazgo de Chávez
La última información recibida confirma la delicada salud del presidente Hugo Chávez...
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Rafael Mies
La última información recibida confirma la delicada salud del presidente Hugo Chávez. El diagnóstico, a la antigua usanza, trató de ser ocultado hasta el final. Sin embargo, en los tiempos que corren, esconder el cáncer de un jefe de Estado como él resulta tan difícil como pretender que un mamut pase inadvertido al interior de un refrigerador.
Algunos médicos sostienen que se trata de un cáncer menor, con una tasa de sobrevida bastante prolongada. Aún así, el efecto de la noticia es devastador para el liderazgo de Chávez, ya que lo muestra como un ser vulnerable y frágil, exactamente lo contrario a la imagen que durante más de una década ha tratado de construir.
Subrayo que el efecto de esta noticia es devastador puesto que, también a la antigua usanza, para el presidente de Venezuela su condición de líder está más unida a su personalidad, figura y estilo, que a un proyecto que lo trascienda. En este sentido, incluso el ideario Bolivariano que tanto ha empujado, hoy no es distinto al “proyecto personal de Chávez”, con lo que herido mortalmente su creador, no queda otra posibilidad que este proyecto siga también su misma suerte.
Si bien para el hombre Chávez, sus familiares y amigos esta es una triste noticia, para la sociedad no puede sino ser una magnífica oportunidad para reflexionar acerca de la fragilidad y caducidad de los liderazgos personales.
Tanto en la política como en la empresa, o en cualquier organización humana el seguimiento de estas personalidades fuertes, a la larga, siempre resulta un mal negocio. En efecto, al confundir liderazgo con proyectos propios son incapaces de que su obra permanezca una vez que ellos se han ido.
El liderazgo para que sea sustentable y deje un verdadero legado debe, por tanto, ser comprendido como un ejercicio, una tarea que se realiza en un momento concreto con un objetivo específico, más que una condición permanente de un individuo. Desde esta perspectiva el liderazgo es algo pasajero y circunstancial, como los cargos en la empresa, por lo que la persona que lo ejerce debe humildemente pensar que alguien lo sucederá y dejar todo preparado para que la transición sea lo mejor posible y lo construido se mantenga y mejore en el futuro.
Por otra parte, sucede con aquellos “líderes permanentes” aquello del antiguo dicho en latín “Corrupta optima pesima” (la corrupción de lo mejor es lo peor), puesto que el poder permanente no sólo corrompe al líder, sino a su obra y legado. No es fácil para estos personajes aceptar que, por ley de la vida, su liderazgo es pasajero y que resulta infructuoso, casi patético, tratar de apegarse a una posición de poder que tarde o temprano será arrebatada.
Por suerte, no sólo para Venezuela, Cuba o muchos países, al final del día, los líderes siguen siendo simples, frágiles y vulnerables mortales.
Chávez deberá dejar a otro su espacio de poder, a menos que lo quiera mantener a la fuerza. Si ese fuera el caso, ya no quedará nada de su liderazgo y sólo tendríamos otro penoso dictador esperando la muerte o la rebelión de su pueblo.